Escuchar a un tal Charly García como quien no quiere la cosa. Escucharlo taimadamente, como de perfil, a través de los visillos. Para que no se de cuenta. Para que no se crea que es bueno, genial, extraordinario. Para que su ego no rebase la delicia de escuchar Promesas en el bidet a media noche, mientras manejo de vuelta a casa.
10 Levels of Jazz Guitar
Hace 6 años
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