julio 05, 2020

Pescettiana

Vivo en una casa que no es mi casa, en una ciudad que está siendo mi ciudad. Nací en una ciudad de ángeles, a 150 o 200 kilómetros de aquí. Esa ciudad mía ciudad sigue en mi memoria, pero conforme pasa el tiempo, el recuerdo de la ciudad se vuelve el modelo para armar de Cortázar, y se mezcla con los recuerdos de las otras ciudades y otros pueblos (y otras voces y otros ámbitos). Incluso las ciudades invisibles de Calvino. Hoy vivo en una casa que no es mi casa: mi casa está a trescientos kilómetros al sur, pero mi hogar está donde estás tú, mi puerto, y nuestros niños cuyas miradas y sonrisas nos construyen cada día el lugar que habitamos.

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