mayo 07, 2017

Herencia

Siempre sospeché que Madre no sabía leer ni escribir. O sabía lo esencial, para reconocer letreros o avisos, y escribir su nombre, algunas cantidades, una lista del mandado. Esa mujer supo inculcar en mí, Dios sabe cómo, el amor al conocimiento porque sí, el respeto al saber en sí. Este amor profundo por los libros, eternos compañeros de viaje.

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