noviembre 26, 2015

Tango

El ir y venir de la mirada por el eterno océano de la pampa; la danza de los hilos finos en los marfiles blancos y negros, la tensión del viento que corta el sonido. Los dedos de Daniel Barenboim se tensan y acarician con furia la piel de la pampa, la piel de la moza donosa, su danza. Todo lo que tengo de intensidad, de furia, de pasión, se condensa al ser invadido, inundado por esas notas. Por esa piel.

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