octubre 11, 2015

Inventar una mentira.

Había un café a media cuesta, un café que era un poco sala de arte y un poco mi hogar. Había un ático. Había un estante con libros. Desde afuera llegaba la voz de Diana Krall, envuelta entre el humo del cigarro y el vapor del café. A veces entre las líneas recordaba un cigarro que dejé en mi ciudad, en una casa con dos perros. Quiero pensar que ese cigarro era mío, que ese cigarro sigue encendido.

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