julio 18, 2009

Album de familia

Vuelvo a Rosario Castellanos como quien vuelve a casa. Me paseo por la cocina, por el corredor; miro a través de las cortinas que dan al patio. El paisaje doméstico, de palabras simples, necesarias, contundentes. Una lección de cocina. (Y al final una pregunta: ¿por qué no heredó esa efectividad de la palabra, esa resistencia a ser pueril, sensiblera, a sus descendientes escritoras?)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y leo y me parece andar por callecitas empinadas, espejos de lluvia y pasos apresurados. Y a la memoria me llegan las imágenes de las casas de teja y los balcones enrejados. El aroma de los tamales de chipilín y mumo, de un café, un chocolate caliente, de esos que reanima el cuerpo y el espíritu. Nostalgia de un cuerpo amado alguna vez, recorrido ayer apenas lo suficiente para añorarlo hoy. Si no fuera de donde soy, probablemente sería de esas tierras.