diciembre 26, 2020

dios

Extrañas formas de comprobar que Dios no existe. En sus primeros días en Inglaterra, Salman Rushdie (cuyo ejercicio de la religión consistía en, entre otras cosas seguramente, no comer carne de cerdo) comió un sándwich de jamón. Después de la primera mordida miró al cielo, esperando el rayo que lo partiera en dos o alguna otra señal. Nada. El sándwich se terminó. Nada. Después de saber eso, volveré a Los versos satánicos. O a Sus Satánicas Majestades. O a la Biblia. O a Ezra Pound.

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